viernes, abril 07, 2006

La hora de la verdad. Más sobre La salida al precipicio, de Trish

De una orilla del mundo a la otra, de la oscura a la descarnada o viceversa, este libro es el diario de viaje de Trish. De muerta a desvanecida, sus letras parecen registrar con minuciosa insistencia los vericuetos del dolor. Porque ya estoy aquí, dice Trish, y para estar aquí hay que estar con los ojos abiertos. Todo lo ven, sus poemas; peces abisales, se sumergen en profundidades conocidas por todos, soslayadas por muchos y descritas por pocos, muy pocos. Los vericuetos del dolor, dije arriba, pero preciso afinar la idea: los textos de La salida no son castigadores; no es el dolor un cilicio bajo la ropa. El dolor es una habitación sin umbral y con una tarifa de salida muy alta. Sospecho que La salida al precipicio es precisamente el comprobante de ese pago.

Entonces, del Uno en la tierra, al desamor (el propio y el ajeno), al recuerdo, Trish va envolviendo cada necrosis, cada pesadilla, cada ofensa con el hilo transparente de la palabra escrita. El silencio no es opción porque a estas alturas (cabría quizá decir profundidades) el silencio es autocomplacencia. Date al mundo, dice nuestra autora; no hay otra forma de existir. La salida al precipicio es un darse a la escritura; un ponerlo todo en las palabras precisas, una y otra vez, desde el espejo, desde la ausencia, desde la cama. Me recuerda en buena medida a la retórica de la poesía indígena que revisaba cuidadosamente cada uno de los matices de un concepto, sin desperdicio, sin redundancia.

También la gama de voces es muy amplia. Se escucha el tañer de las arpas y el redoblar de los tambores, oboes, un triángulo… Elegía para un cobarde, encontramos; Sueño no me toca, es un verso; más adelante, el poema Despreciado tantas veces (página 41 por favor) es una glosa en cuatro tiempos, construida con mucha delicadeza y buen humor; Subliman podredumbre cuando sueñan, leemos después; publicaban con el viento y las campanas su pasado… Podría hacerse un estudio minucioso del ritmo de estos poemas, lo cual también revela la complejidad de la escritora, pues, como bien nos ha enseñado Raquel Olvera, el ritmo de la poesía es resultado del ritmo interno del autor. Habla pues, esta diversidad, de una búsqueda y de un serle fiel a la tonalidad, al matiz del sentimiento.

Es difícil comentar un libro como La salida al precipicio desde la perspectiva meramente literaria. Tanta pasión hay en sus páginas, tanto rastro de materia humana en las letras… Para ir concluyendo, una anécdota: Tengo una amiga que quiero mucho y que era quizá la persona más alejada del quehacer poético; nuestra convivencia siempre giró alrededor de la familia, los hijos, nuestros maridos. Por causa de dolorosos azares del destino se quedó muy sola y entonces nuestra amistad se estrechó, tanto, que un día se dejó arrastrar a una tertulia poética. Y aquí viene el meollo de la historia: de entre los textos que se leían, alguien leyó este:

Quisiera estar tendida
a mitad del sendero
como una vasija
para que un ávido
sacie su sed con mi fuente.

No puedo describir con precisión lo que cada verso le iba haciendo, literalmente haciendo, a mi amiga. Cómo se incorporó, el brillo que se encendió en sus ojos y con qué convicción dijo: "Yo suscribo ese poema". Tengo que decirte, Trish, que mi amiga es ahora colega del taller: tu poema fue su boleto de entrada.

Y ahora sí, la hora de la verdad: La salida al precipicio es en realidad una caída al precipicio, pero no de la escritora sino del fardo que lleva a cuestas. Ese ir envolviendo en palabras, ese tejer a gancho y pegarle lentejuelas (o vómitos, babas, navajas, pedacitos) a cada dolor, desde el más pequeño hasta el mayor, ha sido también irse desprendiendo, ir transfigurando, empacando.

Porque Trish sabe que la muerte se convierte en vida y que desaparecer es también volar.

María Luisa Rubio

3 Comments:

Blogger Lety Ricardez said...

Guau Doña Maria Luisa, qué mejor descripción para el libro de Trish ¡¡ninguna!!
Yo también quiero que me presente usted.

Besos cariñosísimos a las dos, bueno a las tres, nuestra Raquel incluída

lunes, abril 10, 2006 11:37:00 a.m.  
Blogger Lo-que-serA said...

Gracias, mi Lety. Esque el que anda con poetas... a volar aprende. A saltitos, algún día, con suerte...
Besos grandes.

sábado, abril 15, 2006 8:36:00 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Querida Maria Luisa y TRISTAN al leer lo que tan bellamente y con tanta pasión han escrito me emossiono tanto y me digo a mi misma. ¿Quien será esa tal TRISH? ¡Yo también quisiera leer ese libro! ¡La reverdad de Dios! con todo mi amor ciento cincuenta millosnes de Gracias ¡TRSIH!

lunes, abril 17, 2006 8:39:00 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home